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bailo, bailas, bailamos


La conmemoración del Día Mundial de la Danza, 29 de abril, recuerda el nacimiento en 1727 de Jean-Georges Noverre, bailarín, coreógrafo y gran maestro de danza, la Belle Danse académica del siglo XVIII, cuyas ideas reformadoras iniciaron la danza moderna.
De los dos mensajes oficiales de cada año, el emitido por el presidente del CID, Comité Internacional de la Danza, UNESCO, París, considera que el futuro de la danza radica en las personas que no bailan, con una dedicatoria especial a la danza integrada para personas con discapacidad física o intelectual, y recomienda ampliar los limites de la danza para cambiar la percepción actual de lo que es un bailarín.
Las personas que no bailan, porque no aprendieron o porque piensan que no pueden bailar, representan el mayor reto para los/as maestros/as de danza, una profesión que en estos tiempos en los que la indisciplina, perdida de valores educacionales, respeto etc., reina en otras aulas, la danza se mantiene firme y segura como una enseñanza en la que el esfuerzo, trabajo constante, disciplina, orden, formación, cultura, valores, se mantienen diariamente en las clases, espacios en los que maestros/as de danza son respetados, valorados y admirados, considerados un espejo en el que se reflejan las nuevas generaciones de principiantes, para los cuales cada ejercicio nuevo supone un paso adelante en su formación artística. La danza es un arte, sí, pero también es una forma de vida en la que el aprendizaje es un intercambio constante profesor-alumno que enriquece mutuamente.
Yo bailo, tú bailas, nosotros bailamos. En las visitas de alumnos de Secundaria a nuestras aulas de danza, se sorprenden del agradable ambiente de trabajo y tranquilidad.
Y cuando al final un aplauso cierra la clase, al preguntar extrañados el porqué, los alumnos-bailarines contestan tranquilamente: «Damos las gracias por la clase. Nos ha enseñado algo que no sabíamos. Es nuestro maestro. Sin ellos no podríamos aprender a bailar». Y encima, el día de fiesta lo celebramos trabajando. ¿Nos acompañan? Pues, ¡a bailar!