El sismo de 8,8 grados que el pasado 27 de febrero sacudió a la zona centro sur del país modificó profundamente la fisonomía del país. En muchas zonas interiores las construcciones de adobe quedaron en el suelo, mientras que el tsumani modificó en parte el borde costero y arrasó caletas y pequeñas localidades a su paso. Evidentemente, la primera urgencia fue ir en apoyo de los más afectados, de los miles, e incluso millones, que perdieron sus casas y/ fuentes laborales a causa del violento movimiento telúrico y posterior tsunami. Con el correr de los días, se ha dado inicio a la evaluación sobre las pérdidas desde los distintos sectores: la reconstrucción de la red hospitalaria costaría unos US$3.600 millones, mientras que la infraestructura vial otros US$1.200 millones, de acuerdo a los primeros cálculos. Los salmoneros lamentan la pérdida de toneladas de productos que estaban almacenados en Talcahuano, mientras que desde el sector forestal se estima que este año la producción podría disminuir un 15% debido a la paralización de faenas en varias plantas.
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